jueves, 22 de abril de 2010

3 DE ABRIL. UN LARGO DÍA.

Las 5:45 de la mañana. Me he despertado muchas veces a lo largo de toda la noche, pero visto que ya está amaneciendo creo que ha llegado la hora de levantarse. Dormir en el suelo, en este suelo, es difícil, espero que a medida que el cansancio se vaya acumulando empiece a descansar mejor. Hoy no he dormino casi nada. Me incorporo un poco y veo que no soy el único que está despierto, en cuestión de pocos minutos todos estamos levantados y empiezan las bromas.

Me encuentro más descansado de lo que pensaba a pesar de tener la sensación, y casi la seguridad, que durante la noche he estado más tiempo despierto que dormido. El día amanece soleado, como todos, pero durante la noche la temperatura baja de repente y la ropa de manga larga y el saco se agradecen. La temperatura no se acerca en absoluto a los cero grados, pero el descenso de 35 ó 40 grados con respecto al día se hace notar.

Hoy tenemos que pasar el control de material, donde entregaremos el certificado médico y el electro, y recogeremos el material obligatorio que proporciona la organización: pastillas de sal y bengala. Nuestro turno, el de los españoles, es de 14:00 horas a 15:30, así que tenemos ocho horitas por delante sin otra cosa que hacer que descansar y comer. Tanto ayer como hoy la organización proporciona la comida a los participantes. Es un lujo poder cenar un plato de cuscús con carne y vino, o pasta a la bolognesa; y sobre todo acompañarlo con un trozo de pan.
Tras el abundante desayuno vuelta a la haima. Toca esperar. Hoy se respira un ambiente de impaciencia. Todo el campamento está contínuamente repasando el material y decidiendo con qué se queda y qué entrega a la organización para que lo guarden hasta el final de la carrera. Hoy, en el control de material, los participantes entregamos nuestra maleta de viaje y nos quedaremos con aquello que estimemos necesario para los siguientes 7 días que dura esta aventura. La maleta con nuestras pertenencias se nos entregará al llegar al hotel tras la finalización de la última etapa.

Estoy deseando entregar mi maleta y acabar con estos trámites. Una vez hecho todo esto ya sólo quedará lo fácil: correr.
Sigo impresionado con la magnitud de esto. Desde el primer minuto te sientes parte de la carrera, es el segundo día aquí y me siento como si llevara un año. Es imposible asimilar en el momento todo lo que se vive. Se ven auénticas historias de superación, casos que costaría creer de no verlos uno mismo. Anoche mientras cenábamos nos cruzamos con tres participantes ciegos, y cuando subíamos a los camiones que nos traían hasta aquí un chaval inválido subía a uno de ellos. Increible. Impresionante. Un mensaje de esfuerzo y superación que me quedará grabado. Un ejemplo, una manera de afrontar la vida.
Son las 11:25 horas, parece que haya pasado un día entero desde que nos levantamos, hace bastante calor y seguimos tirados en la haima. Anochecerá alrededor de las 19:00 horas, el objetivo hasta entonces es cuidarse al máximo.
LLega la hora, decidimos ir pronto para tratar de evitarnos una larga cola. Aquí, con casi 1100 participantes, se hace cola para todo. Acertamos. pasamos rápido el control, no tengo ningún problema. Entrego mi maleta de viaje y la declaración de honestidad donde he señalado el material que llevo , el peso de mi mochila, el de la comida y las calorías totales. Me hacen entrega de los dorsales, la bengala y las pastillas de sal, y me ponen el chip que no me quitaré hasta la última etapa. Ya está. Mañana empieza, ya no puede haber ningún contratiempo. Volvemos a la haima y seguimos descansando.

Cuando empieza a caer el sol vamos a dar un paseo para estirar las piernas. Yo sigo pensando en cómo se comportará mi tendón después de dos semanas de descanso total por la tendinitis. Mañana lo comprobaré.
Aquí todo el mundo está dispuesto a compartir experiencias y consejos, a conocer. Gabriel Santamaría, ganador de la última edición de las 100 millas del Himalaya, ha pasado por la haima y ha compartido con nosotros su visión de la carrera y su experiencia. Pasamos un excelente rato con él a pesar de que lo que cuenta no es nada optimista. Su experiencia del año pasado se resume en incomodidad y mucho sufrimiento. Gracias a este compañerismo se pueden ver la diferentes carreras que hay en Sables. Por un lado está la de la gran mayoría de nosotros, nuestra pretensión es acabar disfrutando de todo esto; y por otro lado está la de los que vienen a competir, obsesionados con el peso y el material. Desenvuelven las barritas energéticas para descartar el peso del envoltorio, recortan la ropa, inyectan lo geles en un mismo contenedor, no saben qué es una esterilla... van al límite. Alguno incluso llega a cortar el saco de dormir! La diferencia es que salen con la mitad de peso... y también con la mitad de "comodidades".

El director de carrera da una charla en medio del campamento acerca de la carrera, la gran mayoría de participantes asiste, es como una arenga antes del comienzo de la batalla, pero nosotros preferimos ir a la haima a descansar. Demasiado larga.

Mientras vamos a cenar se levanta un poco de viento. Ya en la haima el viento arrecia y se hace necesario asegurarla con algunas piedras. La noche será movidita, no todas las haimas aguantan de pie.
Por fin el día ha pasado. Ya dentro del saco solo pienso en descansar lo máximo y en mi tendón.

3 comentarios:

davidiego dijo...

tomo nota.

Gemma dijo...

Qué emocionante está! Sigue, sigue...

Jordi Beltran dijo...

Ruben, 11 de Junio a las 21:30 nocturna con cena despues, puedes traerte ropa para cambiarte antes en mi local que está al lado de donde quedamos. No me falles nos reiremos un rato. Seran unos 16 km con frontal.
saludos campeón