domingo, 19 de octubre de 2008

100 KM. EN PISTA DE TERRASA.

A las 5:30 horas del sábado sonó el despertador, fúe sólo un segundo porque ya estaba despierto. El gusanillo que despiertan este tipo de pruebas no me dejó descansar cómo me hubirera gustado. Después de un desayuno más bien ligero y de repasar si tenía en la bolsa lo necesario para la carrera, Esteban y yo salimos de camino a las pistas de atletismo de Can Jofresa. Eran las 6 de la mañana.
Está claro que hoy va a ser un día distinto, hemos llegado con tiempo. Pagamos la inscripción y a cambiarse. Después de unos cortos preparativos, casi sin darme cuanta estoy en la línea de salida escuchando el pistoletazo que marca el inicio de la prueba. Tengo claro que no haber entrenado en los último 20 días me pasará factura pero espero que los kilómetros acumulados me ayuden un poco.
El inicio de la prueba es duro, llueve un par de veces y el aire es molesto, sobre todo en la primera curva. Tengo muy malas sensaciones y pienso seriamente que hoy no podré acabar, pero como queda mucho prefiero no pensarlo y esperar a que todo cambie.
Alrededor de la tercera hora de carrera las piernas ya están muy cargadas, tengo aún muchas fuerzas pero las piernas están como piedras, con esa misma sensación en las piernas acabaría la carrera. Corro sin para hasta el kilómetro 50 aproximadamente, a partir de ese momento empieza la carrera de verdad y sé que hay que correr más con la cabeza que con las piernas. Alternamos andar y correr pero los tramos andando lo hacemos a un ritmo muy alto que al final me provocaría una molestia considerable en el empeine del pie izquierdo.
Lo kilómetros van cayendo poco a poco, más lentos de lo que uno esperaba. Empiezan a terminar algunos participantes y cada vez quedamos menos en la pista. Cuando llevamos once horas tenemos claro que sólo nos queda una para terminar y aunque empezar a correr es un suplicio somos capaces de alternar el andar con correr un par de kilómetros. Se ha hecho de noche, igual que como cuando empezamos. Cuando quedan tan solo 10 kilómetros las vueltas empiezan a pasar más rápido, ya vemos el final. Las últimas diez vueltas se hacen muy llevaderas gracias a la megafonía de la organización y de su apoyo, del acompañamiento de la madre de Esteban por la pista y de los ánimos de Gemma y Carmina.
Lo mejor de todo, sin lugar a dudas, fue el abrazo con Esteban en la línea de meta, esa sensación de satisfacción tras el esfuerzo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como siempre... ¡¡Qué grandes!!


LA GAVIOTA.